Gracias por avisarme que hay pobres
Ignacio Copani
Agosto de 2009
La pobreza en la Argentina, fue instalada por Néstor Kirchner y Cristina Fernández???
Por Moreno??? Por Aníbal??? Por Alicia??? Por algún otro demonio setentista???
Por el fantasma de Evita??? Por D'elía??? Por los sindicatos??? Por la A.F.A.??? Por Mí???
Entiendo perfectamente que tanto los partidos de oposición como el Partido Multimediático no reconozcan que al menos este gobierno redujo a la mitad la cantidad de pobres desde el día que inició su gestión.
Sería como pedir Margaritas a los Cerdos (y esto no es ninguna referencia al desencuentro Stolbizer - Carrió).
Entiendo también que los que verdaderamente acentuaron los índices y las lágrimas de la pobreza retocen alegres y sin culpas por los canales de televisión. ¿O alguien esperaba que Cavallo u otros que fueron ministros de la década infame menemista y de la alianza tóxico-residual pidieran perdón?
Entiendo también que los sementales del neoliberalismo iniciado con la dictadura militar, destructora de empleos y de vidas, no sólo miren hacia otro lado, sino que sumen a su discurso la preocupación por los pobres.
Incluso entiendo a las viudas del kirchnerismo, a quienes sostuvimos durante años sobre la alfombra roja y cuando hay que poner verdaderamente los mejores y más corajudos atributos sobre la mesa, han preferido escapar como roedores por el tirante oportunista que presupone nuevos tiempos para las viejas derechas.
Los entiendo a todos.
Entiendo que la iglesia se rasgue sus impolutas vestiduras mientras deja librados a su suerte a los propios curas que se embarran en las villas y asentamientos. Entiendo que no reconozcan el fracaso absoluto de la beneficencia sin ir al fondo o la génesis de la desigualdad. Sin hacer ni siquiera la mínima referencia a las actitudes escandalosas de nuestra iglesia durante el festín oligarca que llevó a nuestra comunidad a ser lo que es hoy.
Cuando era chico, en el Padre Nuestro, se rezaba: ¨Perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores¨. Hoy se ha cambiado esa frase por: ¨Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden¨. Por lo tanto si ofendo a alguien con estas palabras, se que estoy perdonado y la iglesia, está eximida de afrontar sus milenarias deudas con los pobres de toda pobreza y de toda región.
Pero al único que no entiendo es al tipo común que se instala en el medio de la turba iracunda, difamadora, crispada, golpista, que aplaude los lugares comunes del linaje gorila que hoy ha encontrado en ¨la pobreza¨ (la que ayudó a generar y la que en verdad le importa un carajo) una muletilla más donde apoyar sus odios.
¿Tan hueco quedó su cerebro como para convertirse en caja de resonancia que únicamente puede reproducir el eco de lo que los grandes medios le gritan?
¿Tan vacío quedó su corazón como para no tener una mirada comprensiva hacia el esfuerzo que se hace día a día en el combate contra la pobreza?
¿Cree de verdad que todos los funcionarios que se desempeñan en salud, desarrollo social, educación, áreas de trabajo, comercio, producción, organizaciones populares, municipios, etc, se rascan todo el día y el único que se da cuenta de que hay pobres es el presidente de la Sociedad Rural?
¿Tan mansamente acepta que la línea de pobreza se trace de acuerdo al ingreso de una familia y no a otros factores?
Siendo así, alguien que gana $1.200.- es pobre, pero si gana unos mangos más deja de ser pobre. Prefiero medir los términos de pobreza a través de las chances de inserción que tengan los ciudadanos, de la realización en el trabajo de los jefes de familia, de las posibilidades de estudio de sus hijos, del acceso a la cultura y al deporte de los mismos, de las condiciones de infraestructura, servicios, agua, energía, pavimento y otros ítems del mínimo confort que uno precisa para desarrollarse.
Nadie puede decir que el gobierno atente contra ese esquema que puede sacar de la pobreza a una persona.
Nadie puede acusar al gobierno de tapar cloacas, cerrar canillas, cortar cables y romper caminos (salvo al gobierno de la ciudad de Buenos Aires que sigue empeñado en asfaltar calles que ya estaban asfaltadas).
Todo lo contrario. Quien camine el país verá la sensacional cantidad de obras en esa dirección que se vienen llevando a cabo y si lo camina bien, también se dará cuenta de la gran cantidad de obras que faltan todavía.
Desde el chicaneo de los canales de noticias se enciende la alarma al comprobar que hoy nacerán miles de pobres. También nacerán miles de hembras, miles de machos, miles de morochos, miles de rubios, miles de porteños y miles de provincianos. Si este es un país con pobres, es lógico (e injusto) que nazcan pobres, pero esos medios jamás dedican un minuto de hidalguía para reconocer el empeño que pone esta administración política para utilizar la mejor herramienta que imponen estos tiempos: El Trabajo.
Trabajo. Unica y principal barrera que pueda frenar todos los dilemas sociales que nos angustian. Trabajo, que dará más educación, más bienestar, más seguridad y ojalá... más trabajo.
El sordo que no quiera oír (o sea, el peor) que no escuche nada del mundo que habitamos. Que se haga el oso cuando se entere que en Estados Unidos, en un año y medio, se han despedido más de 7 millones de trabajadores y que ya en 2009 se ha batido el record de quiebras de pequeñas empresas. Que tampoco oiga de los millones de despidos en Brasil y en España (dije despedidos en un año, no desocupados, que son muchos millones más), pero que sepa que en Argentina eso no está pasando. Que mientras los sindicatos del mundo espadean por mantener los empleos, aquí se discuten aumentos de salarios.
Y que sepa que mientras el gobierno se hace cargo de infinidad de espacios de empresas que dejarían a miles de argentinos en la calle, nuestros grupos del monopolio mediático (esos mismos que se escandalizan con la pobreza) no permiten en sus feudos que haya, por ejemplo, delegados gremiales. Encima llenan sus redacciones con estudiantes pasantes contratados por 2 pesos, por 2 días. Y no nos olvidemos tampoco de nuestros grupos de agronegocios (esos que se han autodenominado ¨la patria¨ y se dicen conmovidos por la pobreza) que mantienen a la mayoría de sus peones sin cobertura médica, ni seguro de trabajo, sin respeto de horarios, asignaciones especiales... en fin... en negro, bien negro.
Si gobernar es crear empleo, apuesto todo al gobierno para que siga gobernando. Ni una ficha le pongo a quienes, con tal de limarlo día a día, hablan hoy de la pobreza , cuando por cierto, la única pobreza con la que tienen trato cotidiano, es la pobreza de su memoria, de sus ideas y de sus ideales.
Ignacio Copani
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