En una oficina hay un pobre infeliz
que se siente un genio cuando califica,
poniéndole nota de riesgo a un país
que ignora en qué parte
del mapa se ubica.
En una oficina muy lejos de aquí,
a los consultores ¨todopoderosos¨,
les sugeriría: pregúntenme a mi,
qué lado del mundo
se ve más riesgoso.
Por mucho que digan
que es muy peligroso
prefiero arriesgarme
en mi propio país.
Yo
me arriesgo con cada canción
a pasar al arcón del olvido,
a la moda jamás le he vendido
ni un solo latido de este corazón.
Y se arriesga el que va a trabajar
a pesar de lo poco que gana,
sin saber si tropieza mañana
con el telegrama
que lo va a quebrar.
En
una oficina hay un hombre tan vil
que cuando lo ordena
el imperio del norte
diseña la mortalidad infantil
que aquí se agiganta con cada recorte.
En una oficina que yo nunca vi,
como no vi nunca
lo que me han prestado,
calculan la deuda que siempre sufrí
y quieren cobrarla
unque ya la he pagado.
Qué más van a hacernos
si aquí nos plantamos...
el riesgo es mayor si seguimos así.
Arriesgando
todo el porvenir
arrastrándonos torpes a oscuras,
sin valor, dignidad, ni cultura,
tragando basura, enseñando a mentir.
Arriesgate a no ser infeliz,
a buscarle un porqué al optimismo,
a negarte a caer al abismo
que impone el cinismo del riesgo país.